De repente una piedra paso volando sobre nuestras cabezas, asustados y con media pitaya en la mano, nos levantamos de un brinco y miramos a nuestro alrededor para ver quien nos habia lanzado la piedra.... otra y otra piedra, empezamos a correr tratando de esquivar las piedras hasta que de la nada, sale frente a nosotros un viejito con un lazo, sorprendidos nos separamos, el viejito, cual si fueramos vacas, nos intento lazar pero no paso a mayores.
Salimos corriendo del sembradio de pitayas.
Ya afuera (y algo lejos) nos reunimos para ver si alguno de nosotros faltaba o tenia alguna herida causada por esos furiosos proyectiles..... nos miramos entre nosotros y.... Nada; ni un rasguño.
Ese dia caminamos de regreso a la casa pensando que eramos unos intrepidos y que habiamos cometido la travesura de la vida; despues de todo; no todos los dias un grupo de niños se enfrenta a los termibles viejitos dueños de la parcela de pitayas y salen victoriosos.
Despues de recordar este breve anecdota, me puse a pensar si el niño que me pregunto en que colegio iba habria pasado alguna aventura como esta....... Creo que nunca lo sabre....